DE LO VIVO A LO PINTADO
Este dicho es lo que resume y grafica la experiencia vivida en Copiapó el último fin de semana de Agosto. Desde el viernes 28 al domingo 30, trece religiosas, dos religiosos y una hermana laica estuvimos visitando a las personas afectadas por los aluviones de la población Pintores de Chile, la Hacienda San Pedro, Piedra Colgada y Paipote.
Agradecemos a Dios por esos días en que una vez más el Señor nos sorprende. Pensábamos entregar un pequeño aporte de escucha y cercanía a la gente tan golpeada por los aluviones, una presencia que les dijera: “sabemos lo que sufrieron y sufren, y aquí estamos con ese sentido de encuentro fraterno, para mirarnos a los ojos, escuchar sus historias, desahogar y compartir el dolor acumulado”. Y la sorpresa fue que recibimos mucho más de lo que pudimos dar. Las personas de Copiapó con su sencilla paciencia, nos enseñaron a esperar, a aceptar, a seguir caminando. Nos mostraron su valentía para recomenzar, ponerse de pie, para no dejar que el barro que estaba fuera entrase en sus vidas.
Percibimos que la situación, en términos generales, ha mejorado: ya se han implementado los subsidios de arriendo, los bonos para compra de enseres, los subsidios habitacionales. Aunque falta mucho para que vivan en su casa propia. Nos llamaron la atención las casas donadas por “Desafío levantemos Chile”: casas más grandes, pero sobre todo más bellas. En torno a ellas han ido apareciendo los jardines como si la belleza atrajera más belleza. Este cuidado por la belleza nos transmitió una clara conciencia de la dignidad de las personas que lo perdieron todo. No solo se merecen una solución, lo justo, los mínimos metros cuadrados. Se merecen algo digno y hermoso.
Nos llamó la atención que cuando las personas pudieron volver a sus casas reconstruidas o a las nuevas casas o a las arrendadas, experimentaron un bajón muy fuerte. El tiempo anterior estuvieron yendo de allá para acá, en una multitud de reuniones, reclamando, apelando y volviendo a reclamar. Y cuando pudieron estar más tranquilas tomaron mayor conciencia de todo lo vivido, de todo lo perdido. Así percibimos que recuperar lo material es solo una parte del proceso de sanación. Lo más relevante en este momento es recuperar el sentido de la vida, lo cual es una tarea monumental.
También nos dimos cuenta que, a medida que van desapareciendo las huellas del aluvión de marzo, van apareciendo las huellas de un aluvión más profundo: el del dolor de las mujeres que son miradas en menos, que no son escuchadas, que sufren la violencia intrafamiliar (“hemos encontrado a muchas mujeres llorosas”, compartió una de las misioneras); las huellas de la pobreza, la falta de trabajo, la soledad.
Ya de regreso, se nos agolpan en la cabeza los recuerdos de los relatos que escuchamos: el amigo que desde hacía tiempo iba comprando y guardando los materiales para hacer su casa en el terreno recién comprado, al que esperaba llevar a su esposa y dos hijos…… y el día del aluvión tuvo que dejar todo, salir corriendo. Al regreso todo había sido arrastrado: maderas, pinturas, herramientas, en esa loca carrera de destrucción; o la pareja en que el esposo tenía que ir al psicólogo porque optó por el silencio, ya que no quería dañar a su compañera y guardaba silencio hundiéndose en la tristeza; o aquella familia que subió al segundo piso y allí quedaron por tres días sin comida, ni agua porque la planta baja estaba anegada con 1 metro de barro; o la señora que se salvó aferrada a una rama del árbol cerca de su casa; o la mujer de la Hacienda San Pedro que intenta recuperarse de la muerte de su nieto que murió por salvar a otros. Nos impactó el testimonio de los ancianos a quienes ya no les quedan fuerzas para volver a comenzar, y que tratan de no ser impedimento, dando ánimo a los más jóvenes. No vimos amargura, sí mucho dolor e inseguridad. Nos damos cuenta de que se necesitarán varios años para la reconstrucción de las casas y del alma, lo cual nos desafía a perseverar en el acompañamiento.
“De lo vivo a lo pintado”….ver la TV sentado en la casa, oír algunos testimonios de niños, el clamor por alimentos, por agua potable, era duro e impactante; pero fue desgarrador ver en la realidad las montañas de barro acumuladas a los lados de las calles, las casas abandonadas, deshechas, vacías; las tiendas desaparecidas, los lugares sin posibilidad de ser recuperados. El chileno una vez más nos demostró que ante la adversidad, no se hunde: se levanta y recomienza.
En el corazón de todos los que fuimos queda un sentimiento de gratitud hacia los hermanos y hermanas de CONFERRE Copiapó, hacia las hermanas de Belén que nos acogieron gentilmente en su casa y, especialmente, al P. Guido Castagna y la hna. Verónica Santillán: su espíritu fraterno, su acogida cálida, los pequeños detalles para que nos sintiéramos en casa, fueron como una brisa fresca y suave en medio del desierto. Agradecemos también al obispo Mons. Celestino Aós, que se dio un tiempo para estar con nosotros como pastor y como hermano en la Vida Consagrada.
Ante un dolor tan grande nos sentimos pequeños e impotentes, pero volvemos a confiar en el Dios de la Vida que se hace presente siempre, especialmente allí donde se escucha el clamor de los sufrientes, los pequeños, los que buscan un nuevo sentido para levantarse. Con esta misión hemos querido ser sencillos instrumentos al servicio del Reino de Dios que va germinando, poco a poco, en las tierras y en los corazones de Atacama.
Equipo Misionero de CONFERRE
Agosto de 2015
Integrantes:
- María del Carmen Pariente (Sagrado Corazón de Jesús)
- Irene Rojas De Cambias (laica, comité Oscar Romero)
- Mercedes Galdós (Hermanas de la Caridad de Nevers)
- Antonio Pérez (Carmelitas Descalzos)
- Carmen Ramos (Doctrina Cristiana)
- María Asunción Concha (Inmaculada Concepción)
- María del Carmen Donda (Carmelitas Misioneras)
- Máxima Moscoso (Carmelitas Misioneras)
- Olga Pavéz (Carmelitas Misioneras)
- Pushpa Macwana (Carmelitas Misioneras)
- Berta García (Carmelitas Misioneras)
- Rosaura Jorge (Compañía Sta. Teresa de Jesús)
- Norma Pastén (Compañía Sta. Teresa de Jesús)
- Alex Vigueras (Sagrados Corazones)
En Copiapó se nos sumaron:
- Laura Ilaria (Vida Evangélica, Caldera)
- Carmen Peralta (Hijas de la Caridad de Sn. Vicente de Paul, Copiapó)
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