Efata, ¡Ábrete!
¡Se destaparán los oídos de los sordos! Is. 34,5
Hna. Claudia Muñoz, aci
Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús
Contemplemos a Jesús recorriendo ciudades, pueblos, y avanzando caminos entre un lugar y otro: Tiro, Sidón, la Decápolis, el mar de Galilea… Contemplemos a Jesús itinerante, hombre de fronteras, de límites, el hombre de los márgenes.
Y ahí en el margen, en la frontera, entre pueblo y pueblo, entre raza y raza, contemplémoslo comprometido. Miremos hondamente para aprender cómo acoge, toma, aparta, toca, mete su dedo, «efata» los oídos, la lengua, «efata» la vida de los «sordos», la vida de los trabados, y lo hace en los márgenes…
Jesús, tú abres, destrabas, destapas, pones al descubierto, haces luz y devuelves el sonido de las cosas. Lo haces mirando al cielo, conectado con el Padre y con el mundo, conectándonos, uniéndonos, provocando encuentro, diálogo, comunicación.
Señor, “efatador” de nuestras sorderas marginales, desenreda nuestros nudos, destraba nuestros diálogos civiles y eclesiales, toca hondamente nuestros oídos. Ven a nuestros márgenes porque hemos perdido los caminos y haznos itinerantes como tú para contigo y destrabados por ti, “efatar” nuestra Iglesia, nuestro Chile, nuestras lógicas, con tus sonidos.
En Tiro, en Sidón, en la Decápolis, en Las Condes y en la Legua, en Estación Central, entre haitianos y venezolanos. En Copiapó y en Antofagasta, en la Araucanía, en Quintero debajo de la nube tóxica. En nuestros márgenes geográficos y existenciales, acoger, tomar, tocar, meter el dedo, comprometer la vida y siendo “efatado”, “efatar” a tu estilo y a tu modo.
“Todo lo has hecho bien, haces oír a los sordos y hablar a los mudos”
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