El próximo 15 de mayo, junto con otros nueve beatos, Carlos de Foucauld, fundador de las y los Hermanitos de Jesús, será presentado a la Iglesia universal como un SANTO, un ejemplo a imitar para encontrar más de cerca al que siempre llamó su único modelo, Jesús.

Hermano Carlos de Foucauld
No pretendemos aquí contar la historia de Carlos de Foucauld… hay muchas publicaciones sobre él. Lo que queremos es trasmitir algo de su mensaje.
Así él mismo lo sintetiza: “Yo perdí el corazón por Jesús de Nazaret…y paso mi vida tratando de imitarlo. El que ama, quiere identificarse con el ser amado, ese es el secreto de toda mi vida”.
Él viene de la alta burguesía francesa, y se formó en un ambiente intelectual y militar… Su crisis, lo llevó a despilfarrar fortunas en fiestas y diversiones… Su conversión lo llevó a ser monjes en Siria, jardinero de las Clarisas en Nazaret, y después ermitaño en el desierto del Sahara argelino, donde comparte su vida con la población nómada, despreciada, marginada, temida…y allí vive solo, tratando con toda su vida hacer amistad con ellos, los Tuareg. Muere solo, en el atardecer del 1° de Diciembre 1916, matado por una banda que rodeó la casa.
Él había escrito: «Cuando el grano de trigo caído en tierra no muere, permanece solo. Si muere, trae mucho fruto. Yo no he muerto, también yo estoy solo… Rogad por mi conversión a fin de que muriendo traiga fruto.»
Hoy hay 19 familias religiosas que lo han tomado como inspirador de su vida, entre religiosas/os, laicos y movimientos…en la Iglesia.
Es porque se ha enamorado de Jesús, que descubre que en Él, Dios se pierde, se vacía, se hace limitado como un hombre, y un hombre pobre. Su conversión lo lleva a buscar incesantemente. Busca la Trapa, busca ser ermitaño, busca el desierto…
Esa búsqueda gira alrededor de una pregunta: ¿Qué quieres de mí? ¿Cómo responder? ¿Qué debo hacer? Y poco a poco fue descubriendo el absoluto de Dios en la carne humana de Jesús de Nazaret.
Pero: ¿Cuál es el rostro de Dios, que lo seduce, y lo lleva a vivir como Él? ¿Cuál es la página del Evangelio que trasformó y trastornó su vida? Él nos dice que es esta: “Lo que hicieron al más pequeño de mi hermano, a mí me lo hicieron” ¿Cómo no esforzarnos a amar a Jesús en los más pobres”?
Quiere vivir con ellos, relaciones de amistad, como hermano, como hermanito, ser cercano, y se dedica a aprender ese difícil idioma para hablarle del Evangelio en su propia lengua, a querer aprenderlo sobre todo para captar lo que ellos le tienen que revelar de Dios…y los Tuareg, ¡¡¡son musulmanes!!! convencido de que el otro, vive y dice de Dios, lo que a él le falta conocer.
No busca convertir a nadie, su tarea es convertirse él mismo a Jesús que vive en los relegados y postergados y por ellos, dejarse evangelizar…Le gusta decir “los pobres son nuestros maestros”
Su conversión lo lleva a descubrir a Dios como absoluto. Dice: “Apenas descubrí que existía un Dios, me di cuenta, que no podía hacer otra cosa que vivir únicamente para Él”. Esto es lo que justifica la continua búsqueda de la voluntad de Dios.
La dimensión contemplativa que el Hno. Carlos que no encontró en la Trapa, ni haciéndose ermitaño, sólo la encontró al hacerse “próximo del otro” como consecuencia de sus largas horas de adoración Eucarística.
A veces pensamos que la contemplación se puede vivir solo en los monasterios. Esto es una manera de empobrecer la contemplación.
Para el hno. Carlos esa contemplación, lo lleva a meterse en el corazón del mundo, porque es ahí que encontraba a Dios.
Una vida mesclada con la gente pobre solo se sustenta a largo plazo por gente mística, en el sentido fuerte y profundo de la palabra.
Esa proximidad del Señor Encarnado será la pasión del Hno. Carlos. Es donde él va aprendiendo que Dios, sólo es Dios en Jesús de Nazaret como próximo, como cercano, como pequeño, y por lo tanto al revés de lo que pensamos, se encuentra donde nosotros no lo iríamos a buscar.
Él fue uno de los profetas de nuestro tiempo que “gritó el Evangelio con la Vida”