“No se puede servir al Dios y al dinero”
Evangelio según San Lucas 16, 10-13
Hna. Teresa Figueroa
Carmelita Misionera
La Palabra de Jesús de este domingo nos pone frente a grandes desafíos.
La fidelidad: “el que es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho” Cada uno de nosotros que hemos consagrado nuestra vida a Dios nos hemos comprometido a seguirle en su Palabra, su vida, mensaje y la forma de relacionarnos con los demás.
El Dios que nos llamó y al cual hemos respondido libremente espera que seamos personas que inspiren confianza y respondamos en todos los acontecimientos de nuestra vida de forma leal. Solo así seremos personas fiables en el mensaje del Reino que vamos entregando a los demás. Seremos testimonios vivos de un Dios fiel, inquebrantable que siempre cumple sus promesas. Y aquí me hago la pregunta ¿cómo vivo esto en el día a día, en lo pequeño, en lo grande, de cara a Dios y a los hermanos?
El Amor: ¿dónde está mi corazón? ¿mis intereses, son los intereses de Dios? “No podéis servir a Dios y al dinero”, nos dice Jesús. ¿qué dioses llenan mi corazón, mi tiempo? Preguntas que siempre deben estar presente en nuestro día a día. Es hora de despertar del letargo, de tomar en serio la vida, de encontrarnos en la profundad del corazón y propiciar un encuentro verdadero, abierto con este Dios e ir colocando en verdad, nombres a esos dioses y así poder reemprender el camino de lo esencial.
La reflexión de la Palabra siempre toca lo más sensible de mi vida. Siempre está ese anhelo de la fidelidad y el amor, pero para ser sincera conmigo misma cuántas veces me encuentro en otros caminos: de la indiferencia, del desamor, de la infidelidad, de ser espectadora de lo que pasa a mi alrededor sin compromisos serios, significativos. El ansia de tener otros dioses hiere la fraternidad ya no caminamos con hermanos y la injusticia se adueña de nuestras vidas.
Pidamos a Dios, nos ayude a despertar y reavivar el fuego de ese primer encuentro con ÉL y descubrir cómo se ha mantenido fiel y amoroso. Que ilumine cada día nuestro camino a la santidad en lo pequeño, lo sencillo de cada día. Oremos unos por los otros.