Profundizar en la experiencia del servicio en la vida consagrada mirando cómo servía Jesús y fijando la atención en los auténticos servicios que necesitan las mujeres y los hombres de hoy; subrayar la dimensión transformadora, sociopolítica y sanadora de los servicios que ofrecemos los religiosos; describir la autenticidad del servicio que nace del amor y lleva a la alegría son las tres intenciones de este número de Testimonio y, por supuesto, de las autoras y de los autores de los diversos y valiosos artículos y la intención del Consejo de dirección y de redacción en el momento de programarlo.
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El amor es el movilizador de todo servicio auténtico. De la riqueza de los vínculos afectivos nace la motivación y la fuerza para dar de comer al hambriento, de beber al sediento, posada al necesitado, vestido el desnudo, visita al enfermo, enseñanza al que no sabe, corrección al que yerra… El gran protagonista de nuestra historia, de nuestras vidas es el amor. Por la calidad del amor se conocen los discípulos de Jesús (Jn 13, 35).
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Este número tiene como objetivo ayudar a las religiosas y a los religiosos de hoy a asumir el desafío de ser un creyente y proponer la vida consagrada como escuela de creyentes y memoria creyente de Jesús.
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Testimonio se propone en este número mirar atentamente la experiencia de oración de los religiosos. La que tienen en las celebraciones litúrgicas, en la participación en la religiosidad popular, en la convivencia con los pobres, en los tiempos de oración, de meditación, de lectio divina. Quiere dejar claro que para orar es indispensable tener los ojos fijos en Jesús y el corazón latiendo al unísono con él.
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Para llegar a la alegría hay que partir del silencio y de un silencio que se abre a la oración y de una oración que se transforma en fe, de una fe que se hace amor, de un amor que se convierte en servicio y de un servicio que llega hasta la cima de la alegría.
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Caminando por el barro de la historia, Teresa, la mujer mística, pero no absorta tras las rejas de su convento, llega hasta nosotros, religiosas y religiosos del s. XXI. Nosotros, hombres y mujeres necesitados de reforma, pasión, profecía, compromiso, contemplación y fraternidad.
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