Celebrar los 63 años es ocasión para ubicarnos, una vez más, ante una historia que hace parte del misterio trinitario de Dios en la Iglesia, bajo la acción del Espíritu. Se trata de discernir las huellas del Espíritu en nuestra historia, enmarcados en una Iglesia local concreta, con su historia y su trayectoria propia, su geografía y su propia identidad.