“Muchas/os de nosotros en estos años, junto con nuestras Iglesias particulares, hemos realizado el camino sinodal, nos hemos sentado a la mesa con otras y otros para escuchar y discernir la llamada del Señor Jesús, que nos habla a través de nuestra historia, una historia llena de luces y sombras que nos desafía a ser cada vez más proféticos, coherentes con el mensaje del Evangelio y corresponsables en la labor de la Iglesia”.
