Para hablar del II Encuentro de NN.GG, que acabamos de tener en Pucón, desde el 1 al 4 de Noviembre, hay que hablar metafóricamente de la gracia y de la lluvia.
La Lluvia fue factor importante de nuestro encuentro, fue ella que nos acompañó durante todos los días de la jornada. Sorpresivamente nos encontramos con la lluvia al llegar a Los Ángeles, muchos no creíamos que ella fuera nuestra compañera. Cuando ya llegábamos en caravana de tres vehículos a Villarrica, la lluvia se hizo presente con más intensidad, claro, fue un presagio de lo que vendría.
Al mirar al cielo y ver como la lluvia que el Señor nos regaló estos días, se hacía presente, también hay que mirar al corazón de cada hermano y hermana que participó en el encuentro. Esos corazones se inundaron de gracia y bendiciones del Señor, con más intensidad que la lluvia que caía en la tierra. Fueron días muy intensos, muy dialogados, muy conversados, muy compartidos y muy fraternos. Qué gracia es poder encontrarnos y compartir desde nuestros carismas y experiencias, todo lo que el Señor ha hecho en nosotros.
Una de las frases que más resonó a partir del encuentro que tuvimos con las hermanas Clarisas Capuchinas, fue «El Señor me regaló hermanos», y claro, esta jornada fue un regalo de hermanos y hermanas, que pusieron sus corazones a disposición de la comunidad. La gracia de Dios, nos propuso en cada uno de los encuentros, abrir los corazones y estar disponibles para participar activamente en la temática propuesta. Qué alegría fue ver que la Palabra del Señor se cumple, «Porque donde dos o tres se reúnan en mi nombre, yo estaré en medio de ellos»(Mt. 18,20), y efectivamente el Señor se hizo presente, por medio de cada diálogo producido en torno a los temas trabajados.
Desafíos quedan muchos, especialmente que otros hermanos se sumen, y podamos seguir enriqueciendo nuestra Iglesia con el aporte joven y alegre que cada uno puede llevar. Cosa simpática, cada vez que salimos en comunidad, ya sea a dar la vuelta a la plaza o cuando fuimos al supermercado, la gente se admiraba de ver a las hermanas y hermanos, que alegremente transitábamos en medio de ellos y con ellos.
Agradecer a la Fraternidad Capuchina, que nos acogió y permitió que invadiéramos la casa Parroquial. Agradecer a cada uno de los participantes, agradecer a las Hnas. Clarisas Capuchinas por el bendecido inicio de jornada, que partió con la misa en su convento, desayuno y después una mañana compartiendo como ellas viven el evangelio.
En fin, podríamos decir mucho más. Pero Es bueno dejar esa llama encendida para el próximo encuentro, que Dios mediante será fuera de Santiago.
Para terminar, ponemos a los corazones de cada Hermano y Hermana de las Nuevas Generaciones de la Vida Religiosa, en manos de María concluyendo con la siguiente oración que fue regalada por las Hermanas Clarisas para Iluminar nuestras vidas:
«Madre del silencio
Ayúdame
en cada instante
del día, a regresar
a Aquel que
me miró y
me dijo:
Ven, deja todo
y ven.»
Equipo de Nuevas Generaciones
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