viernes , 12 septiembre 2025
Hermana Irma Hilaria Díaz celebra 70 años de vida religiosa en congregación Hermanitas del Niño Jesús

Hermana Irma Hilaria Díaz celebra 70 años de vida religiosa en congregación Hermanitas del Niño Jesús

En una Eucaristía, presidida por el Vicario para la Pastoral de la Arquidiócesis de Concepción, la Hermana Irma renovó sus votos.

Fuente: Iglesia.cl

La Hermana Irma Hilaria Díaz Hermosilla de la Congregación Hermanas del Niño Jesús celebró 70 años de vida religiosa en una Eucaristía presidida por el Vicario para la Pastoral de la Arquidiócesis de Concepción, Padre César Pedreros, junto al Párroco de San Juan Evangelista de Lota, R.P. Bakanja Kasondoli, este domingo 15 de octubre.

En su homilía, el Padre César reflexionó en torno al Evangelio según San Mateo 22,1-14, señalando que “el Reino de los Cielos se levanta sobre un trípode muy sencillo: amar, servir, orar. Cuando nosotros tenemos este trípode formado en nuestra vida estamos haciendo presente el Reino de los Cielos”.

En ese sentido, explicó que “el Señor nos hace fácil la invitación, porque si el Señor nos dijera “vengan a Mí todos los que quieren amar, servir y orar” no vendría nadie. Si ya tanto nos cuesta venir a Misa y es lo más simple. Entonces el Señor invita a comer. Y las grandes conversiones y grandes discursos que hizo Jesús las hizo en torno a una mesa, comiendo y bebiendo de lo que le daban”.

“Esta invitación que hace el Señor, para nosotros los cristianos tiene un nombre: vocación, del latín vocare, que significa llamar. El Señor nos convoca, nos llama. Y el Señor nos llama precisamente a la existencia. Primera vocación del ser humano, nos llama a la vida. Segunda vocación, nos llama a ser cristianos a través del bautismo (…) y la vocación transversal que el Señor nos hace es ser felices. Con la decisión que tomemos, ser felices”, afirmó.

En ese contexto, destacó que “hoy día estamos acompañando a la Hermana Irma Hilaria, 70 años de matrimonio con el Señor, unida al servicio, unida a la oración y a una congregación”.

“Cuando Dios llama, cuando Dios regala una vocación para que seamos felices, nos entrega todas las herramientas para ser felices. Por lo tanto, si tú tomas una decisión que no te hace feliz es porque ahí no está tu vocación” y cuestionó que se ore por las vocaciones sacerdotales y religiosas, pero para que nazcan en otras familias en vez de en la propia. En ese sentido, relató que él nació en una familia evangélica: “Cómo sería la falta de vocaciones en la Iglesia Católica en aquel tiempo, que a mí me llamó de la Iglesia Evangélica, porque los católicos no quieren entregar a sus hijos ni a sus hijas a la consagración a Dios. Así de simple lo digo y así de fácil, para que lo entiendan”.

El Vicario para la Pastoral sostuvo que “muchas veces condenamos a nuestros hijos a la infelicidad por la tozudez de los padres”, porque no los apoyan cuando dicen que quieren ser sacerdotes o religiosas, y exhortó a ser generosos con Dios, advirtiendo que en 20 años más ninguna de las religiosas de la Congregación Hermanas del Niño Jesús estará presente “y no hay quien las reemplace”.

“Dios tomó a estas hermanas de una familia concreta (…) como ustedes y como sus hijos, pero la gran diferencia es que cuando Dios las llamó, ellas encontraron el apoyo para ayudarles a decir que sí. (…) Debemos ser generosos con Dios y debemos ser generosos con la Iglesia”, enfatizó.

Haciendo alusión al Salmo 23, el Padre César dijo que la Hermana Irma Hilaria se dejó guiar por el Señor “y aprendió a guiar a otros”, aprendió a guiar a sus alumnas “para que fueran buenas y santas mujeres en esta tierra (…) buenas y santas cristianas en medio de la sociedad”.

“Eso debemos hacer con los nuestros, guiarlos a ser buenos y santos cristianos, a eso nos ha llamado Dios Padre, a que guiemos, porque nos hemos dejado guiar en primer lugar. Y una vez que nos dejemos guiar y aprendamos a guiar alcanzaremos el Reino”, destacó.

Además, el Vicario para la Pastoral invitó a cada uno de los presentes a que al salir de la Santa Misa vaya a su casa feliz “por haber visto un milagro en el Altar”, “porque encontró a una Hermana que hace 70 años le dijo sí al Señor y todavía sigue diciéndole sí al Señor” y también porque “vino un cura loco del sur a celebrar la Misa, que también está enamorado de Jesús. Y cuando la gente nos vea que salimos felices, contentos, sin pelarnos, entonces dirá “en la Iglesia de Lota Bajo está pasando algo, vamos el próximo domingo, a lo mejor también nosotros nos contagiamos”. Y a lo mejor surgirá una nueva vocación religiosa para las Hermanitas del Niño Jesús, para los Padres Asuncionistas o para la Arquidiócesis de Concepción”.

Ciento por uno

Luego de la homilía, la Hermana Irma Hilaria Díaz renovó sus votos de pobreza, castidad y obediencia ante la Hermana Pilar Salazar, Superiora Provincial de la congregación.

La Hermana Irma valoró las palabras del Padre César respecto a la gran vocación que es entregar la vida por el Señor y destacó que también lo es “entregar la vida en el matrimonio y gracias a los que entregan la vida en el matrimonio yo también soy feliz con ellos. ¡Tantos matrimonios que me quieren y que yo quiero con todo el corazón!”.

“Mi familia es muy corta, mi familia de sangre, no son más de 20. Pero aquí, la familia espiritual es inmensa y no es menos importante y no es menos cariñosa. Con eso verifico que el Señor cuando llama da el ciento por uno. Entonces, no tengan miedo las jóvenes y los jóvenes de entregar su vida al Señor, porque es cierto: Él da el ciento por uno. Y eso es lo que yo siento en este momento. Me siento pequeña en un envase, pero con un corazón y un cariño inmenso. No me queda más que agradecer la presencia de todos los que han viajado de lejos, todos los que están presentes, pero también hay muchos que no están aquí, pero están en mi corazón, algunos ya se han ido (…) que han sido para mí padre, madre, hermanos. Y el Señor ha estado siempre a mi lado, siempre me ha regaloneado, porque yo también soy muy mañosa, pero las mañas pasan y el cariño no pasa”, afirmó.

En ese contexto, enfatizó que “lo más importante para mí ha sido esta presencia del Señor, que lo he sentido en cosas muy puntuales, como si viera lo invisible. Podría escribir una historia larguísima de todos los favores, de todos los regaloneos que me ha hecho el Señor, nada me ha hecho falta. No he rezado mucho a veces, he cantado más y he reído, sintiendo su amor a través de todos ustedes. Eso vale. Setenta años que han pasado como si fueran cinco (…) ha sido una historia larga para amar”.

“Una vez, a mi mamá, yo le pregunté cuando ya estaba viejita: “¿Usted ha llorado mucho en la vida?” Y ella me dijo “sí, he llorado mucho, pero he reído mucho más”. Y yo digo lo mismo: He llorado mucho, he sufrido también, pero he reído, he gozado, he bailado, he comido. Todo lo que hace feliz a una persona (…) Eso se llama ciento por uno. Muchas gracias por venir, los tengo a todos en mi corazón”, puntualizó.

NUEVA EDICIÓN DE TESTIMONIO

PODCAST REVISTA TESTIMONIO

MENSAJE FINAL LII ASAMBLEA

LINKS DE INTERÉS

ARTÍCULOS RELACIONADOS

Participa del XXIX Congreso Escuela Católica de América

Participa del XXIX Congreso Escuela Católica de América, tradición que inspira, innovación...

Conferencia INE: Resultados del Censo 2024 sobre Personas en Situación de Calle

Invitamos a la ciudadanía a participar del IV Ciclo de Conferencias Ciudadanas,...

El Papa: nuestras fragilidades son un puente hacia el cielo

En la audiencia general en la plaza de San Pedro, el Pontífice...

El Papa recuerda que el mundo «es un misterio que contemplar»

En el vídeo con la intención de oración para el mes de...