miércoles , 24 abril 2024
el viento

Comentario Evangelio 05 de Febrero

Llamados a poner sabor y a iluminar al mundo
MT 5, 13-16

Hna. Miriam Muñoz Marín
Religiosa Filipense

De partida en el evangelio de hoy nos encontramos con la capacidad de comunicación de Jesús para llegar a la gente sencilla, utilizando una metáfora en la que incluye dos elementos de uso cotidiano como son la sal y luz.

Sin rodeos nos plantea una misión en la que queda de manifiesto la confianza que Cristo pone sobre cada uno de nosotros los que lo seguimos, que manifestamos ser testigos y deseamos transparentar su mensaje sabiendo que vivimos en comunión con Dios que es la luz por excelencia y que la hemos recibido desde nuestro bautismo como signo de mantener siempre viva la llama de la fe y de todo lo que eso implica.

Ser sal y luz del mundo es la clara y directa invitación que nos hace y nos sitúa en el compromiso y responsabilidad de responder con generosidad sin caer en la advertencia que también  nos hace Jesús de no cumplir nuestro cometido perdiendo el sabor, la gracia y dejar que nuestra luz deje de cumplir su función.

Si estamos constantemente consciente de este llamado personal no podemos dejar de pedir al mismo Jesús que sea nuestra luz para irradiar a los demás la alegría de seguirlo. En estos tiempos que todo parece estar teñido de tristeza, desánimo y desesperanza, no podemos replegarnos y quedarnos de brazos cruzados, más bien salgamos a impregnar el sabor  que haga  degustar el mensaje evangélico.

Tantos ejemplos tenemos de la importancia de la luz en medio de la oscuridad, uno de los más conocidos es cuando nos cortan la energía eléctrica y entramos en una especie de desesperación por tener que enfrentarnos a la penumbra que nos llena de inseguridad, que interrumpe la rutina, o nos puede hacer que tropecemos. En cambio, cuando retorna la luz hacemos notar nuestra alegría y valoramos la importancia que tiene porque nos permite ver con claridad todo lo que se presenta ante nuestros ojos.

Con la sal pasa algo parecido un elemento sencillo, pero de gran valor, porque dar sabor a lo soso no es algo simple. Ocurre que a veces tenemos un plato que deseamos degustar y está insípido, de inmediato manifestamos nuestro descontento. Si bien la sal es algo invisible en un plato de comida su efecto es reconocido y apreciado.

 Sí, Dios nos ha dado la vida para ser feliz y vivir en plenitud, entregándonos su gracia y bendición e indicándonos el camino que hemos de seguir, entonces solo nos queda agradecer este regalo dando sentido a esta invitación con nuestro testimonio, oración, gestos amables, sonrisas, sacrificios, y la alegría de poner el aliño en los distintos ambientes que frecuentamos y que sea reconocido el brillo de la luz de Cristo que reflejamos en nuestro caminar en esta vida.

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