“¿Entonces, Tú eres rey?”
(Jn 18,37)
Hna Claudia ap
Apostolado Popular del Sagrado Corazón
La liturgia nos invita a celebrar hoy la Fiesta de Cristo Rey, que cierra el año Litúrgico y nos encamina a un nuevo año que se inicia con el tiempo de Adviento.
Al término de una etapa siempre en bueno detenerse y revisar cómo ha sido nuestra vida en relación a los compromisos, tareas, sueños, etc que nos hemos propuesto alcanzar y que hablan de los más profundos anhelos que habitan en nosotros; la Palabra que se nos entrega hoy es de gran ayuda en este sentido.
Cuando Pilatos pregunta a Jesús por su “realeza” lo hace desde la óptica de lo que él mismo entiende por ser “un rey”; es sabido que muchos judíos y discípulos de Jesús se han desencantado de Él porque no les ha sido posible aceptar que la “realeza” que Él tiene no es la de aquel que se siente y por ende se pone por sobre los otros y ostenta como un derecho el hacerles sentir su autoridad y poder (cfr Mt.20,25). Aquellos que esperaban un “Mesías liberador” que rompiera la opresión de los romanos y les asegurara una posición ventajosa y segura en el nuevo orden (cfr Mc10,37) terminaron desconcertados porque la lógica del Reino de Dios no es esa.
La realeza de Jesús brota del amor que lo une al Padre y que quiere sea conocido y compartido por todos nosotros. Al reconocerlo como “rey” debemos ponernos en la óptica de “aquel que no se aferró a su categoría de Dios” (cfr Fil 2,6b) y desde ahí ir revisando nuestra elecciones, búsquedas, luchas.
Mirar a Jesús rey nos llama a renunciar a la idea del dominio y pasar a la dinámica del servicio, a valorar aún los más pequeños gestos que dignifican a nuestros hermanos y que nos impulsan a saltar la barrera de la indiferencia que está minando la fraternidad universal.
Que la Palabra que compartimos este domingo nos permita revisar y dinamizar nuestro servicio para que a ejemplo de Jesús y del testimonio de tantos hermanos y hermanas nuestras se convierta en entrega que produce frutos de vida eterna.