Bajo el lema “ungidas por el Espíritu ayer, hoy y siempre” las Hermanas Misioneras Siervas del Espíritu Santo celebraron, junto a familiares y amigos, los 90 años de presencia apostólica en Chile.
Mediante la presentación por medio de stands, la Hermanas repasaron su historia a lo largo de todos estos años, desde que llegaron a Chile en 1934 al Hospital Barros Luco para colaborar en la atención de los enfermos producto de la epidemia de tifus que sufría el país. Posteriormente y a impulso del Espíritu fueron abriendo nuevos campos de misión, especialmente en el ámbito de la educación y de la pastoral.
Según las Hermanas, la celebración era para agradecer a Dios “por su fidelidad a lo largo de estos 90 años… por todas las Hermanas que llegaron al país enviadas a compartirnos su fe … y (por) todos quienes han apoyado y sostenido (los) diversos servicios ofrecidos a lo largo del país”.
La Eucaristía fue presidida por Monseñor Pedro Ossandón y comenzó con la “danza del peregrino” que grafica el profundo deseo de las Hermanas de caminar unidas al pueblo de Dios como “peregrinos de esperanza”.
Momentos significativos de la Eucaristía fue la renovación de los votos de las Hermanas, la inclusión de las diversas manifestaciones de fe y alabanza propias de las diferentes culturas presentes en la Congregación y el envío de las misioneras y misioneros que se han formado junto a ellas para ir y anunciar la Buena Noticia de Nuestro Señor a todos quienes habitan en esta larga y angosta faja de tierra a la cual llegaron un día dispuestas a servir.
