CARDENAL MARC OUELLET
Prefecto de la Congregación para los Obispos
Presidente de la Comisión Pontificia para América Latina
LA HORA DE LA VIDA CONTEMPLATIVA
Reverenda Madre Priora
Proto-Monasterio de las Hermanas Clarisas de Asís
Querida Madre Agnès,
Recibí su llamada telefónica a propósito de la pandemia del coronavirus. Fue justo el momento cuando el Papa Francisco pedía a las familias en confinamiento involuntario que sus corazones traspasasen las paredes de sus hogares. Cor ad cor loquitur nos hemos ayudado mutuamente a reaccionar con fe y Usted me ha pedido que escribiese algunas palabras a sus hermanas de Comunidad.
Lo hago con mucho gusto por la amistad que nos une, pero sobre todo lo hago en nombre de Jesús que un día os llamó al confinamiento voluntario por amor. ¿Acaso no habéis sido bendecidas al caminar con Él en el corazón de la Iglesia peregrina, abriendo cada vez más vuestras almas a los secretos de Su Corazón? A veces la gente piensa que habéis huido del mundo para disfrutar tranquilamente de la amistad de Dios. La actualidad nos libera de esta mirada parcial. Porque, en esta hora en la que –a pesar del heroísmo de cuantos sirven en la sanidad pública–, tantas familias sufren la enfermedad y la muerte de sus seres queridos en la soledad sin poder acompañarlos ni decirles adiós, vosotras, contemplativas del Crucificado, estáis en las cabeceras de sus camas, vosotras, a quienes el Espíritu dilata el corazón hasta las fronteras más ocultas de la humanidad sufriente.
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