martes , 23 abril 2024

Comentario Evangelio 27 de Septiembre

El Viento (2)

“El que no está contra nosotros está a nuestro favor” 

hna Maribel

Maribel Villagrán Hermosa, rm
Instituto Santa Mariana de Jesús

 
 
 
 
 

Evangelio Mc 9, 38-43.47-48

Que alegría poder compartir con ustedes esta interiorización junto a Jesús que nos propone orar en el Evangelio de Marcos, no sin antes les invito a invocar la presencia del Espíritu Santo para que nos asista en este ejercicio de dejarnos afectar por esta Palabra escrita, donde Dios ha preparado un mensaje para ti y para mí.

Al situarnos en el contexto del relato, se puede notar que  se inicia con la intervención de uno de los discípulos de Jesús, el discípulo que más tarde al pie de la cruz representará a la Iglesia y por ende a la vida consagrada. Juan en nombre de los discípulos expresa a Jesús en tono escandalizado lo ocurrido al observar a una persona que expulsaba demonios en nombre de Jesús. “Se lo habíamos prohibido, porque no era de los nuestros”. “¡En nombre de la comunidad Juan impide que otro pueda hacer una buena acción! Por ser discípulo, él pensaba tener el monopolio de Jesús y  por esto, quería prohibir que otros usasen el nombre de Jesús para hacer el bien.” Al parecer a los discípulos nos les preocupa la salud de la gente, sino su prestigio de grupo. Creo que en algún momento como vida consagrada nos puede suceder lo que a los discípulos de aquel tiempo, si observamos a los laicos/as e instituciones que “no son de las nuestras” que hacen el bien y podría atreverme a decir sin duda somos testigos de tanto bien realizado por aquellos que no son consagrados o consagradas.

Sin embargo, Jesús aprovecha la oportunidad para enseñarles y esta vez a nosotros que el poder de Dios puede obrar milagros  y  se puede construir su Reino o “civilización del amor” de distintas maneras, incluso fuera del grupo o entorno de Jesús. Lo que no quiero decir que se prescinda de Jesús, porque es precisamente en su nombre que es posible la sanación y liberación.

Como vida consagrada podemos aprender la mentalidad abierta y ecuménica de  Jesús, es decir, “lo que importa no es si la persona forma parte o no de la comunidad, si piensa o no igual que yo; sino si hace el bien que la comunidad debe hacer”, se trata de alegrarnos por aquellas “semillas del Verbo” presentes en otros espacios, es decir, agradecer por los rasgos y características propias del Evangelio manifestadas fuera de la comunidad eclesial. Si se considera que todo lo que es bueno viene de Dios, la invitación de Jesús es a estar vigilantes para no caer en la tentación de pensar que “lo nuestro” es lo único válido ante los ojos de Dios. “No les impidamos actuar, sumemos nuestras fuerzas a las suyas, nuestros proyectos a los suyos, para hacer un mundo más humano.” (Grzona)

San Marcos continúa presentándonos a Jesús Maestro que “todo el bien que hagamos a los demás no quedará olvidado y sin recompensa, aún lo más mínimo como sería dar un vaso de agua.”

Seguidamente Jesús se detiene para prevenirnos, o sea  lo que se debe hacer para “evitar, en este caso, el escándalo. Recordemos que el término “Escándalo viene del griego «skandalon» que significa la piedra con la que se puede tropezar,” (Pagola) en otras palabras obstáculo. Escandalizar a quienes creen en “Jesús es poner un obstáculo en su camino de fe. De allí que es tan grave el escándalo, ya que genera peligrosas consecuencias. Entre ellas, el abandono de la fe, la falta de deseo de seguir a Cristo, la duda y la confusión.” En este contexto creo que nos viene bien la pregunta: ¿Cómo evitar que mis actitudes y comportamientos de  consagrada/consagrado sean ocasión de escándalo para los demás y Jesús en esto es muy radical. Para él lo primero “dentro del grupo de sus seguidores es olvidarse de los propios intereses y ambiciones y ponerse a servir, colaborando juntos en su proyecto de hacer un mundo más humano. No es fácil. A veces, en vez de ayudar a otros creyentes, les podemos hacer daño. Es lo que preocupa a Jesús. Que, entre los suyos, haya quien «escandalice a uno de esos pequeños que creen». Que, entre los cristianos,” podríamos decir, entre los consagrados/as haya personas que, con su manera de actuar, hagan daño a creyentes más débiles, y los desvíen del mensaje y el proyecto de Jesús.

Ciertamente es un leguaje duro el que usa Jesús cuando dice en otras Palabras: “al que escandaliza es mejor que lo desaparezcan; que muera. El que no custodie y ayude al otro, por más pequeño que sea, a crecer en la fe, es mejor que muera.”

El lenguaje de Jesús es metafórico en este caso el género literario se llama hipérbole, es decir, una exageración para referirse lo que le convendría a quien escandaliza, Jesús no dice que tal cosa ocurrirá, sino que en comparación  a la grandeza del  Reino sería preferible perder un órgano o morir antes de pecar por escándalo y por eso, quedar fuera el reino de los cielos. (Grzona) Se está refiriendo concretamente a:

  1. Mano  El hacer..
  2. Pie    –  El dirigirme a…
  3. Ojo    –El ver.

Notemos que todos estos elementos son dobles, quedando aún la posibilidad de hacer el bien con el que nos queda. Veamos por partes.

  1. Jesús empieza con la mano. Símbolo de la actividad y el trabajo. Aquello que hago en contra de los demás. Jesús empleaba sus manos para bendecir, curar y tocar a los excluidos. Él no dice: Si la mano te lleva al maldéjala quieta. ¡No! Hay que arrancar el mal de raíz y por eso dice que lo mejor es cortar la mano. Es fuerte, pero Jesús sabe que si no se elimina totalmente la ocasión de pecado, siempre estaremos dispuestos a caer nuevamente en él.
  1. Pasa luego al pie. También los «pies» pueden hacer daño si nos llevan por caminos contrarios a la entrega y el servicio. Jesús caminaba para estar cerca de los más necesitados, y para buscar a los que vivían perdidos. «Si tu pie te hace caer, córtatelo», y abandona caminos errados que no ayudan a nadie a seguir a Jesús. Es decir, aquellos lugares que frecuentas, aquellos planes o proyectos que cuajas dentro de ti y que no te darán vida ni darán vida a los demás. Aquellos procesos que realizas, no propiamente hacia el bien. Aquí también es necesario cortar por lo bajo antes que sucedan cosas peores.
  1. Y pasa al ojo, aquello que ves. Los «ojos» representan los deseos y aspiraciones de la persona. Pero, si no miramos a las personas con el amor y la ternura con las que miraba Jesús, terminaremos pensando sólo en nuestro propio interés. «Si tu ojo te hace caer, córtatelo» y aprende a mirar la vida de manera más evangélica. O si pensamos un poco más profundo, no sólo aquello que vez sino cómo lo ves. Tus opiniones, tu apreciación de los demás, tus criterios y juicios.

“Jesús nos lleva, con una pedagogía muy sabia, a hacernos un examen de conciencia sobre la manera de erradicar las posibilidades que tenemos de escandalizar a otros. Al hablar de tres partes concretas del cuerpo, nos está alertando sobre actitudes y comportamientos que pueden ser ocasión de escándalo para los demás.

Por muy dolorosas que sean, estas recomendaciones, si los consagrados no hacemos “opciones que aseguren la fidelidad a Jesús, su proyecto no se abrirá camino en el mundo.” (Pagola, 2006)

Esto nos lleva a revisar profundamente nuestras actitudes y nuestra capacidad de erradicar todo aquello que sea ocasión de pecado.” (Oñoro, 2009) Es preferible que el Reino de los cielos esté lleno de mancos, cojos, tuertos y no que la Gehena, (infierno, imagen que indica una situación de la persona que se queda sin Dios) esté llena de personas completas que no han hecho el bien. “

 Para responder en la presencia de Jesús Sacramentado

  • ¿Suelo caer en la tentación de creer que solamente lo bueno se encuentra en mí, en mi  grupo?
  • ¿Cómo es mi relación con las personas que no están en los caminos del Señor? ¿Soy capaz de reconocer acciones positivas y buenas a los ojos de Dios?
  • En mi vida de consagrada ¿Qué debo arrancar de raíz? ¿Qué proceso he hecho al respecto?
  • En mi familia, grupo, comunidad ¿a quiénes he escandalizado con mi comportamiento?

 

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