sábado , 20 abril 2024
el viento

Comentario Evangelio 25 de Agosto

Hna. María Salomé Labra M, ssps
Misioneras Siervas del Espíritu Santo

Dentro del contexto eclesial que vivimos, donde semanalmente como Iglesia, estamos en la prensa por los abusos sexuales a menores, que se han producido dentro de nuestra comunidad cristiana católica. La pregunta que, según el evangelio de Lucas, uno plantea a Jesús cuando va camino a Jerusalén, “Señor, ¿serán pocos los que se salven?” resuena también en mi/nuestro corazón desde otra perspectiva, ¿quién se salvará de ser acusado?. Expresión del desencanto, del dolor, desaliento, cansancio, estupor que nos provocan estas noticias inesperadas entre nosotros/as. Al mismo tiempo, me conecta con nuestra humanidad herida y vulnerable que necesita ser reconocida, sanada y liberada. Un momento histórico, que nos brinda la oportunidad de “nacer de nuevo”, de revestirnos de sus opciones y modos de ser.

Y la respuesta de Jesús, “esforzaos por entrar por la puerta estrecha”, me pone en contexto nuevamente. Seguirlo a Él, significa acoger sus profundas exigencias del amor a Dios y al prójimo como a sí mismo. Y ello tiene sus repercusiones prácticas en nuestro actuar cotidiano. En medio de nuestra sociedad en que prima el consumismo y donde las cosas y las ganancias están por sobre la vida de las personas y el cuidado del medio ambiente; donde la competencia se transforma en agresividad y anulación del otro/a; donde el éxito se queda en lo superfluo y pierde de vista el sentido de la vida y la profundidad que cada persona tiene dentro de sí; donde en nombre de la tolerancia vamos perdiendo valores y optamos por lo fácil y cómodo…  Es en ésta realidad, que la invitación a esforzarse por “entrar por la puerta estrecha” resuenaen mi nuevamente, como un llamado a vivir mi consagración como un compromiso exigente y responsable. Una invitación a estar despiertos/as a los riesgos que nuestras decisiones, comportamientos, acciones encierran cuando dejamos de focalizarnos en Jesús, en lo esencial, en la solidaridad y corremos tras lo fácil, agradable y placentero, esclavos de un bienestar que nunca se sacia.

Asumir que, vivir en coherencia nuestro compromiso, cualquiera que este sea, conlleva un donarse respetando límites, implica reconocimiento de los otros y al mismo tiempo, responsabilidad y cuidado con los vínculos que generamos; conlleva discernir y estar dispuestos a entrar en los conflictos que involucran la seriedad de nuestras opciones de vida y amor por Dios, el Otro/a y el medio ambiente; apostar por la vida en situaciones límites manteniendo la esperanza contra toda esperanza porque Él es el camino y la Puerta…

El dolor e indignación que despierta el pecado y el delito en nuestros corazones, nos permita mirarnos con humildad, reconocer que necesitamos dejar para poder entrar por la puerta estrecha, dejándonos invadir por la mirada compasiva y misericordiosa de Dios, que nos regala nuevas oportunidades para seguir optando por construirnos como seres humanos dignos hijos de Dios velando por cada uno/a de aquellos que nos rodean. ¿Estamos dispuestos/as a ser últimos, a aprender a entrar por la puerta estrecha?.

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