viernes , 19 abril 2024

A la Casa del Padre, Hna. Ángela Navarro

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HERMANA ANGELA NAVARRO SOTO
Santiago de Chile. 31 de Enero de 2016.

Hace tiempo que había pensado escribir “algo” de mi vida para cuando sea necesario, para facilitar el trabajo de redacción de mi página mortuoria. No es que esté pensando en morir ahora, pero indudablemente llegará ese día y alguien tendrá la gentileza, como es costumbre, de decir algo sobre mi curriculum congregacional, tal vez ayuden estas palabras que escribo cuando aún estoy con capacidad hacerlo.

Voy a intentar hacer una “síntesis de mi vida en la Congregación” para cuando sea necesario usarla, si lo estiman conveniente. Me Llamo Angela Navarro Soto. Mi padre Gilberto y mi mamá Berta.

Nací en Valparaíso, Chile, el 3 de enero del año 1931 – a las diez de la mañana.

Soy la mayor de cuatro hermanos : tres mujeres y un barón, con bastante diferencia de edades. La menor nació 13 años después de mí.

Cuando nací, el parto fue muy difícil para mamá y tanto ella como yo estuvimos en peligro de muerte, entonces mamá me entregó a María (Nuestra señora de las cuarenta horas , devoción de la zona) para que Ella me protegiera.
Fui bautizada el 28 de febrero en la Parroquia de Los Doce Apóstoles.

Más o menos a los 19 años sentí por primera vez lo que podría decirse una llamada, pero la deseché . Dos años más tarde la tomé más en serio, después de un largo discernimiento en búsqueda de la voluntad del Señor, especialmente en cuanto al lugar, acompañada de mi Director espiritu. Con altibajos, periodos en que no quería escuchar y otros en que no podía desoír pues la llamada era demasiado fuerte, tomé la decisión. Tuve dificultades por parte de mi familia, que decían que era una locura, sobre todo porque interrumpí los estudios de humanidades cuando ya me faltaba poco para terminar.

El acercamiento a la Congregación fue a través de la Librería de Valparaíso, con Sor Julia Toschi. Ingresé el día 13 de agosto de 1953, de noche. Tenía 22 años. El 14 llegaban de visita a Santiago Don Alberione y Maestra Tecla. En ese momento yo no comprendía la importancia de esa visita porque ignoraba casi todo de la Congregación.

La formadora era Sor Rosario Aimo. Éramos ocho aspirantes y tres o cuatro “Hermanitas” (postulantes con hábito) que después salieron. Hacíamos de todo: oración, cocinar, ir a propaganda, estudiar, hacer apostolado técnico. Lo característico de este tiempo es que era un periodo de mucha pobreza, mucho trabajo, y también mucha alegría. Éramos felices de sacrificarnos por el Señor y el apostolado.

El 8 de diciembre de 1954 – Año Mariano y día de, me parece, (no sé si inauguración o consagración del Santuario a la Reina de los Apóstoles, en Roma) tomé el hábito y comencé el periodo de postulantado en la misma comunidad (Santiago – La Florida).

El 29 de junio de 1956 inicié el noviciado en Roma con Maestra Nazarena. Profesé el 30 de junio de 1957. Celebró Don Alberione y recibió los votos Maestra Tecla. Éramos –creo- 78 novicias.

Regresé a Chile en noviembre de 1957, tenía que quedarme en Roma a estudiar , alcancé a recibir algunas lecciones de filosofía y latín, pero en Chile eran muy pocas, y necesitaban que regresara. Me lo comunicó la Primera Maestra , me dijo, “ pero tú volverás a Roma” y en realidad lo hice.

A mi regreso me entregué de lleno a lo que hubiera que hacer colaborando con Sor Rosario.
Aprendí a manejar el vehículo y desde entonces por unos cuantos años presté ese servicio tanto en hacer las diligencias, como trasladando a las hermanas las hermanas a sus lugares de propaganda y otros.

Como en Roma había aprendido encuadernación, tipografía, manejo de la máquina impresora y la doradura de los libros finos – en Alba – pude trasmitir mis conocimientos a las aspirantes y hermanas para el desarrollo de la misión y trabajar en ello yo misma.

Siempre tuve responsabilidades de acuerdo a las necesidades, que eran muchas.

Fui Maestra de aspirantes, por un tiempo; participé en la administración cuando construimos la casa – aunque la responsable era Sor Rosario Aimo – ; dicté clases de distintas materias a las aspirantes, para dar exámenes en el Ministerio de Educación, ya que no éramos colegio. Y siempre, me tocó iniciar las actividades nuevas para luego pasarlas a otra hermana.

Así, comenzamos, con otra hermana, el trabajo de colaboración en catequesis en la Arquidiócesis de Santiago y en la Oficina Nacional de catequesis. El segundo año se inició en Santiago un curso internacional latinoamericano de Catequesis en la Universidad Católica de Santiago ( ICLA ) al que participamos las dos. Esto dio pie para iniciar el “Centro Catequístico” que fue un aporte muy importante en Chile en la renovación catequística, tanto a través d el mismo Centro, muy bien montado, como participando en las misiones, dar clases de religión en algunos colegios y otras iniciativas. Fui directora desde 1963 hasta 1970. En la preparación nos ayudó mucho Sor Giovannina Boffa.

Fui Consejera de la Delegación en algunos periodos , responsable de la comunidad en otros, trabajo de librería, propaganda, de todo…

Participé en el Cap ítulo Especial (1969-1971) como delegada de las hermanas.

Inicié y llevé adelante el Centro de Comunicaciones de la Arquidiócesis de Concepción, donde residí entre el año 1971- 1978. Luego reemplacé a Sor Gloria Bordeghini en la secretaría del Centro Nacional de Comunicaciones, del Episcopado, en Santiago.

En 1981 fui enviada a Coyhaique – Patagonia chilena- para trabajar en la pastoral radial. Lo hice hasta 1986, el trabajo apostólico me encanta. Después de poco tiempo me trasladaron a Antofagasta para hacerme cargo del Departamento de Comunicaciones de la Arquidiócesis en preparación a la venida del Papa Juan Pablo II efectuada en abril de 1987.

Volví a Santiago trabajé en Videos, Distribuidora, Librería de Valparaíso, Librería de Santiago, para regresar a Antofagasta el año 1999 – 2007, y después regresar a la comunidad de La Florida, aportando a la misión dentro de mis posibilidades. Escribí 9 novenas de santos más conocidos, dos de ellas fueron publicadas y agotadas.

Vine de Antofagasta por motivos de salud, he tenido periodos muy buenos y otros no tanto, como el actual.

Bueno, esto es en síntesis lo que he hecho. Lo que he vivido… No lo menciono, pero no siempre fue fácil, si permanecí fue gracias a la memoria de lo que viví con la llamada del Señor antes de entrar y que me marcó con mucha fuerza. Todas las dificultades las superé por Jesús y con Él, y lo que más le pido es que me conceda la perseverancia y fidelidad hasta el fin.

Estoy consciente de mis fallas, defectos y deficiencias, sólo confío en la misericordia del Señor porque a pesar de la buena voluntad no tengo muchas esperanzas de llegar a la santidad a la que aspiré siempre. Amo a la Congregación, a cada una de mis hermanas, el apostolado y todo lo nuestro y lo poco que puedo realizar en este tiempo lo ofrezco al Señor para que seamos realmente hijas de san Pablo como lo haría Don Alberione hoy día.
María Santísima interceda por mí.

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